Le envié esto a Diego Fernández y a Enrique Vila-Matas.
“Antes subía por las escaleras para hacer ejercicio. Esta era una actividad solitaria –todos van por el ascensor- pero a cambio de esto me mantenía fuerte y activo. Descubrí que mis diferencias con los otros fueron aumentando. También descubrí que esto me gustaba. Ahora subo por las escaleras porque gano un minuto más de soledad, sesenta segundos más cada día en los que no tengo que hablar con nadie. Ya no me importa si esto me mantiene fuerte, ni activo”.
-Si pes –respondió Diego- la soledad es bacan porque la puedes abandonar cuando quieras y siempre va a estar
martes, 16 de octubre de 2007
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