lunes, 8 de septiembre de 2008

El fin de la historia y el último cholo

DEL INSULTO COMO CHOLEO Y VICEVERSA

¿Han sido o son discriminados Tanaka o Twanama? Probablemente sí. ¿Nugent, Bruce? Quizá. En cuanto a mí, yo nunca me he sentido “ninguneado”, probablemente (supongo, pero espero refutación) porque nadie se atreve a hacerlo, pero es mucho más probable que muchos lo hagan y yo simplemente no lo entienda. En todos los casos ha de haberse tratado de un ninguneo sin consecuencias prácticas.

Semanas atrás, de un puñetazo, le abollé a una señora la puerta de su flamante Nissan AD. Supongo que llamó a la policía y quizá a un canal de TV –había un crew filmándome frente a mi garaje, cuando abordaba mi auto la siguiente mañana. Al margen de la anécdota y de sus consecuencias inciviles o penales, lo que me pregunto es qué estaba expresando yo con ese golpe (aparte de la furia de haber sido atropellado). He llegado a que se trataba, en efecto, de una búsqueda de reconocimiento, un “no te puedes jugar así no más conmigo”. Tampoco puedes, desde luego, atropellarme impunemente con tu Nissan AD cuando voy en mi bicicleta y tengo derecho de paso. Pero no sé si cabe llamar a esto una reacción al ninguneo. Quizá lo sea al insulto que ella propuso, imprecación que, por cierto, no contenía ni un ápice de racismo.

Siento que me excluye de las teorías vigentes acerca del racismo el hecho de que cuando se discute el tema se lo ejemplifique con insultos. Para que una persona insulte a otra ni siquiera necesita ser racista. Sólo necesita estar enojada, haber perdido el control, y probablemente ser en general poco inteligente. Yo difícilmente insulto, por lo que, bajo esos modelos de análisis, me resulta difícil saber si soy o no racista. Tiendo a pensar que no lo soy. JAMÁS he gritado ni dicho ni insinuado ni pensado siquiera “cholo de mierda”. Hasta me ha costado un montón escribirlo, ahorita... No lo necesito, no me alivia, no me sirve, y además no me suena. Prefiero otras formas de expresión, y eventualmente facetas más ingeniosas del desdén. Ya he mostrado una, pero responder una agresión con otra no es siempre lo más estético. Ofrezco un mejor ejemplo.

Cierta vez, conduciendo mi automóvil en uno de los barrios más privados de Lima, me topé frente a frente con otro vehículo en una calle de doble sentido que tenía cerrado uno de sus carriles por la morosidad de algún sedapal. El carril que estaba abierto era el mío. Deceleré apenas, confiando en que “el otro” respetaría la norma que concede el derecho de paso al que está en el carril abierto, en este caso, a mí. Pero “el otro” aprovechó este gesto de prudencia para meterse criollamente al largo y estrecho callejón al cual, para decir verdades, yo también había ingresado ya. Así que tras sendos frenazos nos encontramos frente a frente: uno de los dos tendría que retroceder. Yo miré a la cara del conductor del otro vehículo, y me reí de él de buena gana. Sólo había una manera de tratar a alguien así. Apagué el motor, abrí la puerta de mi automóvil y bajé con el arma más contundente que había a mano: un delgado ejemplar de La Gaya Ciencia que había en la guantera. Con el librito en la mano, me encaramé sobre mi propio vehículo, puse la espalda contra el parabrisas, crucé las piernas y me puse a leer ostensiblemente a Nietzsche. Yo no tenía prisa, pero tampoco ganas de insultar a nadie en función a su color de piel, a pesar de su evidente incapacidad para la convivencia civilizada. En verdad ni siquiera deseaba hablar con esa persona: quería que se fuera. Añádase a esto el hecho de que mi auto era (sigue siendo) un Escarabajo VW muy maltrecho, de tres honorables décadas de edad y sin un lavado reciente, y que el otro era una Mitsubishi Montero 4x4 nuevecita, plateada, cuya luz direccional trasera izquierda probablemente costaba más que el total de mi vehículo. El pata soportó un rato la opresión del absurdo, luego pronunció algunas sílabas con su boca, presumiblemente, y se marchó en retroceso. También pudo haberme disparado o pasado por encima.

Yo no choleo. Tampoco creo que un imbécil con 4x4 que cree que todo Camacho es suyo deba motivarme a denostar a toda la raza dizque “caucásica”. Prefiero burlarme de él, enrostrarle sus contradicciones. No las de “ellos”: las de él, suyas e indivisibles.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

A mí sí me han choleado, y con ganas, pero en la sierra, donde el término "cholo" es, las más de las veces, una expresión de cariño. Es en la capital donde sufre su más dramática transformación, quizá como una muestra de rechazo al proceso migratorio que comenzó en los 50, ¿no? Pero yo siempre he pensado que el racismo es un mal moral que afecta más al racista que a su víctima... lo torna inferior, lo reduce como ser humano, le roba su dignidad y pone en tela de juicio su inteligencia. Jaime Bayli, por ejemplo, le debe su infamia no a los libros que ha publicado, sino a su descarado racismo, que mueve a quien un día lo consideró, con generosidad y simpatía, un cronista alegre, un escritor banal pero inofensivo, una versión chicha pero efectiva de David Letterman, a contemplarlo ya con otros ojos: los de la conmiseración y el hartazgo. ¿Puede haber algo peor? Más allá de estas cosas que al final aburren, ¿en qué pagina de la Gaya Ciencia andabas? ¿Qué hubieras hecho si el susodicho de la 4 x4 sacaba el ensayo de Savater sobre Nietszche?

Enrique Prochazka dijo...

Ja, ja. A mí me choleaba así, con 'cariño' -que incluía un mandato de sumisión- un jefe que tuve, que tenía mi misma edad y color y educación y barrio. Esto fue posterior, claro, a la transformación que acertadamente señalas en las implicaciones del término. De Bayly no voy a hablar; me perdí sus comentarios sobre los efectos políticos de la falta de oxígeno -en realidad me pierdo todo lo que escribe y dice- pero es un hecho que la exposición prolongada a la hipoxia de las atmósferas muy delgadas causa extraños fenómenos en la mente de quienes suben allá. Un puñado de mis amigos pasa rutinariamente sus días útiles -sábados, domingos, feriados- a más de 5000 y 6000 metros y al menos uno -el admirable cholo Richard- a más de 8000. Yo, desde luego, no soy nadie para evaluar los estados mentales de mi grupo de locos, dado que mi abuelo anduvo muchísimo allá, mi padre nació y vivió a más de 4000, y yo mismo he pasado buena parte de mi vida juvenil y adulta tratando de extraer oxígeno de una atmósfera demasiado calata. Por eso me resulta imposible recordar qué página leía. En cuanto a tu pregunta por el estudio de Savater, que no conozco, puedo decir que estimo que nada puede conferir de una manera tan directa el derecho de vía en esa situación como la lectura de los textos originales de Friedrich.

Gracias por tu visita,

E

LuchinG dijo...

Bien hecho, hasta para mandar al carajo hay que tener estilo. (Claro, el problema es que casi nadie se da cuenta.)



No creo se el problema sea saber si uno tiene rasgos racistas o machistas o arribistas o elitistas o lo que sea. Nadie se libra de eso al 100%; lo importante es tener la silla y el l�tigo a la mano. Hace unas semanas me presentaron a mi nuevo jefe: un pata once a�os menor que yo, a quien yo ten�a que estar empujando para que haga su trabajo cuando �l estaba en otra secci�n. Las primeras tres milesimas de segundo me piqu� �Y por qu� tengo que estar rindi�ndole cuentas a este mequetrefe, como si no supiera yo hacer mi trabajo? A la mil�sima 3.5 record� cu�les son las cosas en las que creo y quiero creer: ninguna de las tortitas de barro hacen estos nerds me interesa, �para qu� voy a estar haciendo h�gado? As� que si alguna vez el "�Chxxx de Mxxxxx!" llega a presentarse en la punta de tu lengua, simplemente le das un mordisco y ya est�.

Anónimo dijo...

Me has hecho acordar de la vez que un amigo frenó frente a un paso de cebra -o peatonal- para dejar cruzar la pista a una abuelita y el energúmeno de atrás le soltó el concierto bocinero.

Mi amigo apagó el motor, sacó las llaves, se bajó y se dirigió al otro -seguramente asustado o temiendo lo peor- caminando con parsimonia como sheriff de película antigua.

-Atropéllala tú -le dijo, arrojándole las llaves-. Yo no tengo los huevos.

Mira que justo acababa de leer un artículo de Fukuyama, quien cada vez está más divertido. Debería dedicarse a vender cebo de culebra con sus pronósticos.

¿Y sobre el choleo? Bueno, a veces veo que es como preguntar al marido cómo le va con el embarazo.

¿Lees alemán o leo mal?

Saludos desde acanga

HjorgeV

Enrique Prochazka dijo...

Jorge: bonita anécdota, hace recordar a varios chistes acerca de astropellar abuelitas. Lo sel marido y el embarazo sí me deja sin referentes. Y hablando de referentes, pásame el link de lo que estabas leyendo de FF, siempre es divertido. Y no, lamentablemente, no leo alemán, salvo para entender borrosamente de qué se trata un texto. Pero no se lo digas a mis ex-profes de Filosofía Moderna / Contemporánea.

E

El Puñalón dijo...

Sr. Enrique Prochazka;

Caray! es una sorpresa encontrarle por estos caminos.

Saludos,

El puñalón.

Enrique Prochazka dijo...

Hola, muchas gracias. ¿Será sorpresa por el tema de este post, o por el hecho de tener un blog? Si es lo último, me permitiré observar que casi no es un blog: no linkea, no es linkeado, no contabiliza, no ayuda mucho... es sólo una colección de mapas incompletos que no llevan a parte alguna.

E

Amazilia Alba dijo...

Pues en Lima me parece que muchas cosas que parecen racismo son incivilidad pura y dura. Es una ciudad muy violenta con todos. Pero tambien es cierto que no es casualidad que para insultar hasta a un "blanco" se use palabras como "cholo" o "serrano".
Tampoco que solo insultando se es racista, hay un "racismo ilustrado", paternalista que piensa que el mercado y la modernidad finalmente civilizara a los "indios".
Saludos, bueno tenerlo en blogosfera.

Enrique Prochazka dijo...

Gracias, Amazilia. No me acuerdo en qué película uno de los personajes (un negro local) le dice a otro (un negro recién llegado de Nigeria):
-"Si puedes sobrevivir un día en New York, puedes sobrevivir un año en cualquier parte". A lo que el otro replica:
-No, amigo: si puedes sobrevivir una hora en Lagos, puedes sobrevivir para siempre en New York".

De repente lo inventé ahora, bueno. La cosa es que hay ciudades violentas y ciudades violentas. Aquí en Estocolmo piensan que Gotemburgo es violenta: el año pasado hubo allí como tres asesinatos. Y la tasa de accidentes de tráfico en Suecia está creciendo nuevamente. Ha pasado de ser 1/515 de la peruana a 1/480, lo que los tiene preocupados. Van a volver a bajar el límite de velocidad (Estocolmo no es grande, pero parece porque está prohibido ir rápido a ninguna parte). Lima es violenta, que duda cabe. Pero incivilidad, racismo, desobediencia (no)ciudadana, violencia... cada uno es el huevo de la otra gallina. Que lo esclarezcan Portocarrero, Tanaka, Frisancho. Lo del racismo paternalista está lindo, veré de usarlo. Gracias nuevamente.

PD. ¿¿¿Estoy en la blogósfera????